El Anillo Atlante es popular hoy en día como un poderoso amuleto de protección personal que además te ayuda a desarrollar tu espiritualidad y a descubrir quién eres en realidad.
Su descubrimiento moderno se atribuye al egiptólogo Marquis D’Agrain, quien lo encontró en el Valle de los Reyes en el año de 1860. No fue hasta 1940 cuando comenzó a popularizarse como amuleto protector, gracias a que su siguiente portador, Howard Carter, revelara en un documento que este anillo le permitió convertirse en el único sobreviviente de la maldición de Tutankamón.
Se cree que este anillo es una réplica de una reliquia mágica de la Atlántida y que el conocimiento para su elaboración fue transmitido a los egipcios en tiempos del faraón Amenhotep.Mucho se ha especulado sobre la Atlántida, pero la única mención real de esta isla la encontramos en Platón, quién la ubicaba al otro lado de las Columnas de Hércules, en la Península Ibérica, donde se encuentra la actual España. La península ibérica reúne la mayor tradición esotérica del mundo por haber reunido la cultura Celta la cultura árabe y la cultura judía en la edad media.
En los tiempos de Platón, la península estaba habitada por los Celtas, que se habían establecido ahí desde el Neolítico. El Anillo Atlante que te ofrezco está ritualizado con Magia Celta, la más antigua de Europa, lo cual le adiciona al poder protector de este amuleto, la capacidad de atraer la salud, el trabajo, el dinero y el amor.
Los poderosos símbolos esotéricos grabados en el Anillo Atlante tienen tres grandes efectos:
Las tres líneas horizontales forman una rejilla que absorbe las energías. Los dos triángulos isósceles depuran estas energías, transformándolas en positivas, que fluyen hacia el interior del anillo por los orificios de sus vértices.
Por los otros dos orificios del anillo fluyen las energías negativas hacia el exterior, formando así un círculo bioenergético, donde las energías positivas fluyen y se multiplican a través de la línea del infinito en el interior del anillo.
Las 6 aristas son las que permiten captar, acumular, potenciar y emitir las energías, en forma de vibraciones electromagnéticas, formando una red que condensa la energía y la redistribuye en ambos sentidos hacia los triángulos, por medio de leyes y fenómenos aún desconocidos, pero comprobados por múltiples experiencias con la Cámara Kirlian.
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