Historia Celta

Historia Celta

Te comparto la historia de mis ancestros

La tradición de la magia celta se viene heredando en mi familia de abuelo a nieto desde hace más de 20 generaciones. Todos los conocimientos que los druidas manejan acerca de la magia celta son transmitidos únicamente de un individuo a otro sin utilizar ningún tipo de documento escrito.

El único material oficial del que sabemos viene de crónicas romanas. Los celtas llegaron a la Península Ibérica desde el Este durante el Neolítico. Los romanos llegaron a la Península Ibérica a finales del siglo III a.C. La conquista de Celtiberia comenzó en el 181 a.C.

El imperio romano reprimía toda práctica relacionada con la filosofía druida y la magia celta. Reagrupaban a estos pueblos en asentamientos propios para formarlos en cultura latina e irlos convirtiendo en ciudadanos romanos. Los que se negaban a ser sometidos, eran vendidos como esclavos.

Después, con la llegada del cristianismo, la magia celta se extinguió casi por completo. Su práctica fue condenada y sus practicantes perseguidos. Los antiguos curanderos y los viejos magos que hemos ido heredando de generación en generación todo el conocimiento, hemos existido siempre, y ahora podemos salir a la luz sin miedo.

Ahora añoramos esa época de hechizos y magias que escuchamos en cuentos y leyendas, cuando las personas vivían al ritmo de la naturaleza. Cuando vivíamos con menos cosas pero más felices.

Los celtas veneramos la naturaleza. Los bosques son santuarios donde viven los dioses. Las colinas son lomos de dragones. Para los celtas, cada árbol es un ser consciente con alma al que se respeta y venera.

La vida y costumbres de los celtas se regían por los ciclos de la naturaleza, sobre todo de los árboles. Mediante su observación, experimentaban una comprensión plena de los ciclos de la vida: su enraizamiento, expansión y crecimiento hacia la luz. Eran conscientes de que de los árboles obtenían calor y fuego, ramas para protegerse y construir, sombra en días calurosos, alimento en sus frutos y protección ante la lluvia.

Los druidas estudiaban los acontecimientos sobrenaturales del universo y tenían un conocimiento muy avanzado de las fuerzas naturales. Destacaban por su cultura, sus conocimientos filosóficos, médicos y astronómicos.

El druida o chamán celta, se libera de los límites familiares, culturales y sociales, y utiliza esta libertad para el bien de los otros. Para conseguirlo, ha de romper con todo lo establecido y, mediante un estado de consciencia diferente, renacer.

Un practicante de la magia celta utiliza tanto las magias de las plantas y la hierbas como las de las piedras y las gemas.

Los brujos o magos celtas deben aprender a manejar cuatro poderes que representan normas muy antiguas de la iniciación en esta práctica: saber, querer, atreverse y permanecer en silencio.

El saber se relaciona con el aire, atreverse con el agua, el querer con el fuego y guardar silencio con la tierra. En la magia celta existe un quinto elemento: el espíritu, que habita en el interior de todos los seres y objetos.


Tierra: lo material, el oro del tarot, el dinero, la fortuna, la abundancia, la realización de los deseos y proyectos. El Norte.

Aire: el pensamiento, la espada del tarot, la inteligencia, el sonido. El Este.

Fuego: el cambio, el basto del tarot, el sexo, la energía, la fuerza. El Sur.

Agua: los sentimientos, los deseos, la intuición, las copas del tarot. El Oeste.

Estos cuatro elementos están bajo el poder de los cuatro Arcángeles. Uriel controla la Tierra, Raphael el Aire, Michael el Fuego y Gabriel el Agua.

Los elementos también son representados por Espíritus Naturales o Elementales. La Tierra está representada por trolls, gnomos, duendes, elfos y gárgolas. El Aire por hadas, querubines, arpías y sílfides. El Fuego se representa con fuegos fatuos y salamandras. El Agua se representa con sirenas y ninfas.

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